En estado de shock me quedé cuando vi en directo el desfile de María Escoté. Y eso no me pasa a menudo con cualquier diseñador!
Ella había creado una colección que a mí me habría encantado crear. Yo amo los años ochenta, el aspecto destroyer, las cremalleras, las tachuelas, los tonos ácidos, el negro siniestro y mi amado print de leopardo.
Pues sí, por fin alguien más decide arriesgar más allá de lo bonito, lo pasteloso y lo aburrido, sin cuestionar valoraciones personales ni del buen gusto.
Porque hay colecciones que son bellas por la emoción que transmite al público en ese momento y porque la mujer no solo tiene que ser frágil y sensual como una muñequita, para mí tiene mucho más atractivo la transgresión, el impacto y la fuerza que transmiten las prendas.